domingo, enero 18, 2009

La historia de un niño negro en la casa blanca

Dedicate to Barack, Michelle, Malia & Sasha Obama


I
Allí estaba el pequeño Barry observando el paso del tren. Con una sonrisa que dejaba ver sus dientecitos blancos y con una mirada de ilusión que traspasaba el horizonte. A lo lejos pasaba el tren con sus vagones llenos de sueños y con el sonido esperanzador de un día que comenzaba.

II
Ya en su casa, el pequeño Barry continuó con su imaginación de poeta. Su madre lo observaba con ojos llenos de ilusión:
- En que piensas, Barry - , le dijo su madre con amor.
- En aquella hermosa casa blanca que vimos los otros días mamá. ¿Cuándo tendremos una casa igual?
- ¡Ay hijo mío, ese es el sueño de todos! -, le dijo su madre mientras le abrazaba.
- Todo es posible, mamá… ya verás que algún día todos tendrán una casa igual.

III
Aquella mañana de invierno Barry recibió el mejor regalo de Navidad. Su madre se había levantado en la madrugada y había pintado la casa de campo en la que vivían de un hermoso color blanco perlado. La casa se confundía con la nieve que lo cubría todo. Barry, con la sonrisa a flor de piel, abrazó a su madre y le dijo:
- Ves, mamá, nunca es fácil el cambio, pero todo es posible.

IV
Barry no era un niño común. Mientras los demás niños jugaban a la pelota el pequeño se la pasaba leyendo libros de historia, cuentos de mares, leyendas de grandes hombres. Imitaba aquellas cosas que le parecían hermosas y trataba de ayudar a todos por igual. Para Barry cada ser humano era un ser especial.

V
Una tarde, en que se encontraba jugando, vio como dos jóvenes le arrebataban a un niño negro un helado de las manos. Lo lanzaron al suelo y lo pisotearon mientras se reían a carcajadas por la travesura que habían cometido. Barry sintió un hondo dolor en su corazón y se fue llorando a su cuarto.

VI
Preocupada, su madre fue a dialogar con él.
- ¿Ocurre algo malo, Barry?
- Nada mamá, sólo que no entiendo las injusticias de la vida.
- Son muchas mi pequeño, son muchas las injusticias con las que tenemos que lidiar.
- Yo haré lo posible por ayudar a todos los que pueda, mamá, ya veras.
- Si, hijo. Recuerda que lo que hagas con amor obtendrás con respeto.
- No sé por qué la gente tiene que ser así, mamá. Aunque venimos de distintas partes y tenemos distintas historias todos compartimos la misma esperanza.
Su madre lo abrazó más fuerte que nunca, pues sabía que su hijo era un niño de bien. Sabía, en el fondo de su corazón, que Barry sería la diferencia. Esa diferencia que mueve masas y cambia vidas.

VII
Durante muchos años el pequeño Barry fue estudiando para alcanzar su sueño. Maduró hasta convertirse en el joven Barack quien le gustaba ayudar a su comunidad. Participó en la creación de programas que mejoraban la calidad de vida de las personas que vivían en su comunidad. Era miembro activo de su iglesia y daba la mano en todo lo que podía servir como crecimiento de su pueblo. El joven Barack se convirtió en un admirable hombre de pueblo y en un respetable abogado de los menos afortunados.

VIII
Barack participó de grandes proyectos en su país. Se casó con Michelle, una hermosa joven negra y procreó dos hijas: Malia y Sasha. La familia crecía y se multiplicaban las bendiciones para la familia Obama. Barack era querido por muchos como un hombre de bien, pues el sabía que “todos compartían la misma esperanza”.

IX
Cuando adulto se le presentó el mayor reto de su vida. Le habían ofrecido ser el líder de su País ante el Mundo. Barack tenía la responsabilidad de acabar con la guerra, con el hambre, con la injusticia. Aquel hombre de familia aceptaba su tarea y sabía que “nunca es fácil el cambio, pero siempre es posible”.

X
Mientras juraba con su mano derecha al cielo y su izquierda en la palabra de Dios, Barack, recordó la vez que su mamá pintó su casa de blanco para regalarle la ilusión que tenía. Ahora, treinta y ocho años después, el pequeño niño negro viviría con su familia en la Casa Blanca y a lo lejos volaba una águila calva mientras la voz de su madre le decía a la distancia: “Recuerda que lo que hagas con amor obtendrás con respeto”.


By: Norman Joel de Jesús de Jesús
Santa Isabel, Puerto Rico
January 18, 2009