Cuenta
la leyenda que en los cielos altos se reunieron todos los dioses del mundo con
la intención de hacer una fiesta para la llegada del nuevo milenio y, como
todos los dioses, estos amaban la comida de cada uno de sus reinos. Así que
llegaron a la idea de crear un semidios que fuera capaz de poder fusionar los
alimentos y crear platillos que fueran del gusto de todos.
Cada
uno de los grandes dioses llevaron un ingrediente para la creación. Una de las
especias que caracterizaban a su reino y su gente. Las pusieron sobre una
enorme roca redonda, parecida a un plato, y levantaron sus manos al universo.
En ese entonces comenzaron a caer relámpagos desde el cielo mismo y surgió la
figura de Ki’lako’s.
Ki’lako’s
tenía un cuerpo de piel morena y estilizado, una cabeza de leopardo de donde
salían largas plumas de colores. Del torso le salían diez manos, cinco a cada
costado, que podía mover de manera independiente. Su habilidad era poder crear
platillos deliciosos con la fusión de los sabores de cada uno de los reinos y,
por eso, los dioses le dieron por nombre Ki’lako’s que significaba Ricos
Platos.
En
la fiesta de los dioses se sirvieron los mejores manjares jamás servidos. Los
dioses hablaban maravillados de las habilidades de Ki’lako’s y esto llevó a que
los cocineros de cada uno de los reinos se sintieran amenazados por este. Así
que se reunieron en un armario de especias y conspiraron en contra de
Ki’lako’s.
“¿Sabías
que los dioses, después de la fiesta, terminarán contigo?”, le dijo uno de
ellos.
“Sí,
solo fuiste creado para cocinar por una noche”, le dijo otro.
“A
caso no vez que si te quedas podrías causar una guerra, pues cada dios te
querría para si mismo”, le dijo otro.
Ki’lako’s,
lleno de miedo, decidió huir a la tierra. Los dioses, enfurecidos por la
desaparición de Ki’lako’s, lo buscaron por todos los rincones del planeta. Fue
entonces que, para no morir, Ki’lako’s se desgarró cada uno de sus brazos y los
puso dentro de una mujer embarazada en cada uno de los reinos. Los brazos se
fusionaron con los bebés que se formaban dentro de estas y obtuvieron las
habilidades culinarias de cada región que representaba dicho brazo.
Cuenta la leyenda que fueron estos niños los primeros Chefs del mundo y que fue así como Ki’lako’s se ha mantenido vivo con el paso del tiempo, deleitando a cada reino con los platos más ricos que hayan probado. De vez en cuando, estos se encuentran consigo mismo y crean platos nuevos para el deleite de los demás.
Cuento de Norman J. de Jesús (2021, Tampa, FL)
Arte de Ricardo D. Ríos Hernández (2021, Tampa, FL)